
BRINCAR POR LA SANIDAD
Me llama la atención que en algunas sanidades que Jesús hizo se detalla cuánto tiempo llevaba enferma la persona... La mujer con flujo había pasado 12 años, la doña encorvada 18, el paralítico del embalse 38 y el ciego de nacimiento más de 40. Muchas son las lecturas que podríamos hacer de esos números... La más evidente (y no por ello menos real ni profunda) es que Jesús fue capaz de cambiar situaciones desesperanzadamente crónicas, de esas que parece que no nos dejan más alternativa que acostumbrarnos a vivir con ellas y pasarla lo menos mal posible.
Hay otra lectura, un poco más entre líneas, que es fundamental. La reacción de todas estas personas fue de regocijo. Nos parece lo más natural, claro.. ¿Qué ciego se va a poner triste por recibir el regalo de la vista? ¡Ninguno! Y sin embargo, frecuentemente en nuestra vida, cuando hemos recibido algún tipo de sanidad (física, emocional, espiritual), o sencillamente porque la vida con su tic toc nos va haciendo más sabios, la primera idea que nos viene no es de regocijo, sino una especie de remordimiento: "Ay, cuánto me habría gustado tener este temperamento de ahora en el tiempo que mis chicos fueron pequeños" o "cuántas oportunidades me perdí por no tener claro mi valor o llamado" y así..
La sanidad que Dios nos ha traído a la vida, bien sea instantánea y evidentemente sobrenatural o más bien explayada a lo largo de los procesos de la vida, de ninguna manera puede ser el marco de algo distinto al regocijo y la esperanza. Si Dios nos ha cambiado el corazón a los 80 años hay que dar gracias por ese regalo en vez de amargarse por el vino ya derramado.
Por experiencia sé que Satanás es experto en usurpar los regalos de Dios y tratar de envenenarlos: "Piensa en todo el tiempo que perdiste". Personalmente me torturé por años ante la suma de mis metidas de pata.. ¿Cómo fui a decir esto y aquello? ¿Por qué escogí este repertorio tan equivocado para semejante ocasión? La lista es interminable. No tiene sentido. Hacerlo deshonra la gracia de Dios que se renueva cada mañana. Cuando venga ese pensamiento, ya sabes quién te lo está susurrando. Ante la sanidad lo único que cabe es brincar y seguir viviendo con asombro y gratitud.
Nov 12 2021