ME HACE DESCANSAR

11.11.2021

He estado leyendo un libro que me regalaron, se llama "El Descanso de Dios". Ha sido un desafío por dos razones. La primera es que el escritor, Mark Buchanan, un pastor en la isla de Vancouver, es un maestro consumado del inglés y usa un léxico preciso, literario y, para este inmigrante que aún lucha con las conversaciones del supermercado, difícil. Leerlo me ha recordado cuando viajaba de Medellín a Armenia por la precaria carretera en la podíamos avanzar sólo de tramo en tramo, parando cada vez que un trabajador achicharrado por el calor levantaba el signo de "Pare". Los ciento ochenta kilómetros podían convertirse fácilmente en un viaje de ocho horas. De la misma manera, 10 paginitas de este libro me pueden tomar más de una hora, entre el disfrute del "paisaje" (porque el tipo es verdaderamente un escritor notable) y las paradas constantes para traducir palabras que no entiendo (mi gran consuelo es que a veces ni los hablantes nativos saben qué significan).

La segunda razón es que Buchanan justamente habla de lo que personalmente más me cuesta: Detenerme. Soy heredero del dicho aquel de "camarón que se duerme se lo lleva la corriente" y me he pasado la vida no sólo en constante actividad sino que los pocos momentos de quietud tienden a generarme una mezcla de culpa y ansiedad. A pesar de todo lo que necesito esa quietud, no es un tema que me resulte ni natural ni simpático.

Leyendo a Buchanan me han venido a la cabeza algunas frases de Jesús que siempre despaché -inconscientemente- como algo lindo y piadoso pero de alguna manera inútil. "Vengan a mí los cansados", "el que tenga sed, venga a mí y beba", "Sólo una cosa es necesaria". ¿Puede ser cierta tanta belleza? (Me pregunto entre el deseo inmenso de creer realmente lo que he predicado por años y aquella desconfianza que nos susurra que "de eso tan bueno no dan tanto"...) ¿De verdad sólo una cosa es necesaria en este mundo de autopistas, hipotecas y algoritmos?

¿Puede ser cierto que, después de todo, lo que se ve provenga de lo que no se ve (como dice Hebreos)? Mientras escribo esto recuerdo el escandaloso versículo 2 del salmo 127: En vano comen un pan de fatigas y se acuestan tarde, porque Dios a sus amigos les da el pan mientras duermen.

Una de las frases más diabólicas de nuestra era es "Time is Money" (que no significa, como aclaran los iluminados de Les Luthiers, "el tiempo es un maní"). El tiempo es nada más y nada menos que el escenario en que se da la vida, y cuando lo equiparamos al dinero, estamos diciendo que la existencia misma -o al menos el ratito de eternidad que pasamos en este planeta- tiene el valor de un billete. Lo trágico es que ese es el mantra que tenemos incrustado y que hace que cualquier otra cosa a la que demos atención -amigos, arte, Dios, familia, contemplación o incluso recreación- tiende a ser percibida como una "pérdida de tiempo", o en el mejor de los casos, una "licencia" que nos tomamos para desatender brevemente la tiranía de la productividad... No se vaya a pensar que nos la pasamos sin trabajar. Por eso apuramos a nuestros viejos o hijos cuando nos llaman en medio de nuestras reuniones de trabajo.

La Biblia y la vida misma nos recuerdan en cambio que el tiempo no es dinero, sino muchas más y mejores cosas: Amistad, sexo, oración, música, servicio, asombro, adoración. "Matar el tiempo", actividad en creciente demanda por estos días, es sencillamente matar la vida.

Buchanan dice algo en su libro que jamás se me había cruzado por la cabeza, y lo hace de manera casi accidental... No ocupa un capítulo sino una simple línea. Hablando de la importancia de la quietud, cita un verso del salmo 23: "Él me hace descansar en verdes pastos". ¿Puede ser que a veces, ante nuestra constante resistencia a venir a los verdes pastos, los lugares de descanso que necesitamos para conocer a Dios y volvernos más sabios, bondadosos y efectivos, él nos haga descansar? ¿Puede ser esta una clave para entender algunas situaciones difíciles o imprevistas de nuestra vida?

Pausa.

Los dejo por el momento. Me voy a seguir leyendo, con el libro en una mano y el diccionario en la otra.

Toronto Nov 11 2021